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lunes, 8 de septiembre de 2014

SPQR



SPQR


“El destino es un mar sin riberas”

Algernon Charles Swinburne

“Un solo acto justo puede burlar la voluntad de los dioses”

Valerio


La invasión fue fulminante. Nuestras defensas fueron inútiles. Todos nuestros orgullosos avances del siglo XXI, fueron humillados.  Los radares, los satélites, no captaban ni registraban, el origen de los misiles. Estos caían con mortífera precisión, destruyendo, bases, aviones y barcos.

 En dos semanas las fuerzas armadas de todo el planeta fueron arrasadas. Ninguna ciudad fue atacada, las muertes de civiles fueron mínimas. Cuando un ejército buscó refugio en las grandes capitales, llegó una advertencia, las fuerzas militares tenían cuarenta y ocho horas para dejar la ciudad, o serían destruidas igualmente y serían responsables de las muertes civiles.

Sólo un ejército no obedeció. La ciudad no fue tocada, sus monumentos, museos y todo tipo de edificios y estructuras resultaron intactos, pero todos los seres humanos y animales fueron muertos, literalmente vaporizados, por un arma desconocida. Luego de esto, los países se fueron rindiendo uno por uno. Las grandes potencias movilizaron grandes columnas de tanques y ejércitos, tratando de preservarlas para un eventual contra ataque. La respuesta fue fulminante, un rayo atravesaba las columnas de tanques destruyéndolos por miles, lo mismo con los hombres armados. Toda resistencia fue aniquilada.

Los hombres que se resistían, o mostraban mayor vigor o inteligencia en su resistencia también eran perseguidos, por sistemas automatizados y eliminados. Unos pocos más inteligentes o afortunados, logramos salvarnos. Yo fui uno de ellos, como coronel de comandos, logré salvar a mis hombres durante la breve invasión. Finalmente fuimos detectados pero no fuimos aniquilados, luego sabría la razón por la cual fui perdonado.

Lo único que pudimos descubrir, poco antes de la rendición fue que el ataque no provenía del espacio exterior. Finalmente la humanidad se rindió, ante el desconocido invasor. Un invasor probablemente miles de años más avanzado que nosotros.

Cuando los portales, entre los universos se abrieron, grande fue la sorpresa, al ver los estandartes. SPQR, por única sigla. El águila y las legiones.

Habíamos  sido conquistados por el imperio romano. El imperio romano de un universo paralelo al nuestro. Los conquistadores eran humanos, que hablaban latín, pero que estaban mucho más avanzados tecnológicamente que nosotros.
Habría un gobernador global, todo el planeta pasaba a ser una provincia romana. El gobernador respondía únicamente al emperador. El gobernador lógicamente, convirtió a Roma en la capital global. Lo único que exigió fue, la reconstrucción del templo del Júpiter Capitolino y la devolución del Panteón de Roma a su religión original.

La libertad de cultos estaba garantizada a nivel planetario, pero la religión del estado estaba representada por los dioses olímpicos. Luego de casi dos mil años el fuego de Vesta volvió a encenderse. EL papa romano trató de oponerse, llamó a una cruzada contra el paganismo, pero el puño de hierro de las legiones aplastó a los opositores. La “pax” romana se impuso a nivel planetario.

Algunos hombres, nativos de nuestra tierra, fuimos llamados a Roma. La mayoría éramos ex jefes militares que habíamos mostrado ciertas características de mando y organización. Un oficial legionario nos explicó, que el gobernador , llamado Valerio, nos ofrecería tomar el puesto de jefes regionales, a nivel administrativo. La razón era simple, nosotros conocíamos a la gente y el territorio. Querían un mínimo de cambios posibles, el planeta debía funcionar a máxima eficiencia en el menor tiempo posible.

Sino aceptábamos, el gobernador nombraría, a sus propios hombres, pero nos aseguró que sería peor para los territorios.

En la cena con Valerio, un hombre de rasgos marciales y de casi dos metros de altura, éste hablo en latín, idioma que tuvimos que aprender en tiempo récord.

-Seguramente se preguntaran cómo es posible todo esto- Dijo Valerio -. El por qué de su rápida y aplastante derrota. En nuestro universo el imperio romano nunca cayó. En los miles de universos que llevamos conquistados, en todos sin excepción, el imperio romano colapsó. Y en todos por idéntica razón. En uno sólo, el nuestro, el imperio romano prosperó y terminó conquistando todo el planeta. No tuvimos la llamada “edad media”, el catolicismo nunca existió, sólo fue otra secta más del judaísmo.

-Durante decenios, mientras comparábamos nuestro universo con los nuevos que íbamos conquistando, nos preguntábamos el por qué de tan radical y única diferencia- Continuó Valerio -. Ahora lo sabemos. Fue por la acción de un único hombre, un acto justo, que cambió la historia de nuestro universo.

-Fue Poncio Pilatos-. 

-En vuestro universo se lavó las manos y entregó a Jesús a Caifás y Herodes-.
-Jesús fue crucificado y ese fue el nacimiento del cristianismo, que finalmente sería la destrucción de Roma-.

-En nuestro universo Poncio Pilatos, fue justo, no lo encontró culpable y liberó a Jesús- Dijo Valerio, con el ceño fruncido-. En nuestro universo Jesús no fue crucificado, no fue un mártir y fue prácticamente olvidado por la historia. Sólo otro profeta, uno de tantos. El acto justo de un hombre cambió la historia de nuestro universo y de todos los universos-.

- Un único acto de un justo-. Sentenció, en voz, baja Valerio mientras miraba pensativo su copa.

-Les sorprenderá saber, que no hay un solo monumento a Poncio Pilatos, ningún reconocimiento, porque para nosotros el sólo hizo lo que cualquier hombre debe hacer-. El no hubiese querido ningún reconocimiento por cumplir con su deber. El nos salvó a todos nosotros, pero aún así no es nada especial para nuestra moral romana. Es más, sino hubiera sido por los estudios comparativos entre universos, ni siquiera sabríamos de su existencia en nuestros registros-.

-Pero gracias a él, no tuvimos, herejías, ni lucha entre paganos y cristianos-. Los judíos nunca fueron perseguidos, La biblioteca de Alejandría nunca fue quemada.

-En el año 100 equivalente a vuestra era después de Cristo,  tuvimos el primer motor a vapor, una evolución de una maquina de engranajes cuyo plano se encontraba en la biblioteca por ustedes destruida-. El ferrocarril en el año 200 unía Roma con Paris. Para el año 300, las armas de fuego eran comunes en el imperio. Para el año 500, los primeros aeroplanos cruzaban los cielos de la Roma Imperial. El primer trasplante cardíaco en el año 550.

-Nosotros tuvimos un Leonardo da Vinci, el nos abrió el camino a las estrellas- Su imaginación y la tecnología lo hicieron posible. Para el año 1000, nuestra colonia Marciana, tenía diez mil habitantes.

-En el 1200, descubrimos los universos paralelos y la forma de entrar en ellos e iniciamos su conquista-. De eso hace casi mil años ya. No tuvimos inquisición, ni guerras religiosas, ni primera ni segunda guerra mundial. Gracias a todo esto estamos mil años como mínimo adelantados a ustedes.

-Hemos colonizado los primeros planetas extrasolares y nuestra expansión sigue en terrenos para ustedes inimaginables-. Dijo Valerio, mirando el cielo.

-Ustedes al verme ven un hombre de mediana edad, pero he vivido más de mil años y probablemente viva mil más-. Con el tiempo compartiremos nuestros adelantos con su atrasado planeta, claro, cuando estén completamente romanizados, tal vez dentro de doscientos años.

-Pero ahora ustedes, pueden pensar en Poncio Pilatos, un hombre justo y cómo cambió la historia de los universos, sólo por un acto de justicia-.

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