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sábado, 6 de septiembre de 2014

El Creador


El creador


 “Dios, si existiera, se reiría de su creación”

Iris Murdoch

Hace diez mil millones de años que recorro el espacio. Inicialmente era solo un explorador. Los años pasaban presurosos.

Mi raza es muy antigua, yo soy el último que queda. Mi cuerpo hace mucho que fue consumido, mi cerebro conectado a maquinas, se regenera continuamente. Los bancos de memoria óptico-cuánticos almacenan recuerdos de mundos y estrellas que ya no existen. Mi nave recorre el universo, busco vida e inteligencia, pero solo encuentro rocas y hielo
.
El universo está vacío. Vacío de vida. El hastío y la monotonía me dieron el valor. El valor de crear y sembrar vida.

Inicialmente comencé a hacer copias de mi mismo, y las comencé a enviar a todos los rincones del universo, con la misión de sembrar los planetas que encontraran.

Luego de millones de años de estudio, comprendí que era muy costoso y poco práctico hacer copias de mi mismo, y empecé a enviar sondas, con cerebros simplificados, con el único objetivo de explorar y sembrar.

Finalmente comencé a encerrar, moléculas autorreplicantes, en fragmentos de meteoritos, tratando de sembrar millones y millones de mundos.

El universo envejece y estoy solo.

Pasan los eones, las estrellas nacen y mueren, acumulo conocimientos más allá de lo inimaginable. Pero la vida no aparece y hace tanto que recorro y siembro planetas estériles.

No puedo morir, pero paso más y más tiempo dormido, tratando de olvidar mi fracaso, es más sencillo evitar el terrible peso de la soledad.

De pronto, una señal de radio, en una pequeña galaxia, en el brazo espiral, cercana a una estrella amarilla.
Pliego el espacio y el tiempo y ya estoy allí a pocos años luz. Acelero. La señal es más fuerte, imágenes, sonidos, armonía, violencia. Inteligencia, primitiva, pero al fin inteligencia. Tengo tanto para enseñar, para transmitir.

Acelero, ya deseo estar allí. 

Sin darme cuenta, con tanta prisa, he chocado a enorme velocidad, contra una extraño y pequeño vehículo muy primitivo. La sonda tiene una inscripción, “Voyager 1”. Lleva un disco, si pudiera llorar de emoción lloraría, lleva un saludo en decenas de idiomas, cuanta cultura, cuanta inteligencia. Mis hijos. 

No llegaré a conocerlos. EL choque con la “Voyager” ha dañado, por increíble que parezca y contra toda posibilidad, mis generadores. En pocos segundos, mi nave estallará como una pequeña nova. Tengo tanto para enseñarles, tantos conocimientos que transmitirles. El universo me juega su final y cruel broma. 

En el instante final, si pudiera reírme, reiría con fuerza.

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