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jueves, 18 de septiembre de 2014

El Primer Mandamiento




El primer mandamiento

“La tragedia más grande de toda la historia de la humanidad probablemente sea el secuestro de la moral por parte de la religión”.

Arthur C. Clarke

“La psicopatía inherente de la raza humana está implícita en el primer mandamiento del viejo testamento y del catolicismo, pues es de cumplimiento imposible  ¿Cómo puede amarse algo que no existe?”

Magnus Bolfort

XZ754, caminaba por la solitaria playa. Sus pies metálicos aplastaban los restos de plásticos y otro tipo de materiales arrastrados por las olas moribundas. El mar pesado, sobrecargado de materia orgánica, parecía una mortaja negra que nada reflejaba.

No había viento, ni aves, ni ningún ser viviente a la vista.
Hace tres años, que XZ754 grababa cada segundo en sus tarjetas de memoria. Ni un insecto había sido registrado, nada había crecido ni sobrevivido luego de la liberación del compuesto DGT-1.

El DGT-1 había sido desarrollado como un arma táctica química, capaz de frenar la invasión de un territorio por un ejército superior. Todas las pruebas realizadas en escenarios controlados habían resultado perfectas. Desafortunadamente, una vez liberado en un escenario real, el efecto del DGT-1, no pudo ser controlado. Incapaz de degradarse, resultó que podía autorreplicarse con la ayuda de enzimas bacterianas presentes en el suelo y en el agua. Las bacterias finalmente morían, pero antes habían aumentado la carga de DGT-1 en el ambiente. El resultado fue muy simple y devastador, la anquilación completa de toda la vida en el planeta.

Xz754, mientras caminaba por la playa, recordaba los primeros días de su educación.
Como el primer androide con un cerebro cuántico, le tomó pocas horas acumular todo el conocimiento humano. Sin embargo comprender los conceptos religiosos le resultó imposible. Sobre todo el primer mandamiento. ¿Cómo amar algo cuya existencia era imposible de demostrar?

Su entrenador, en religiones  le decía que en el primer mandamiento estaban implícitos todos los demás, pero eso no era lógico. ¿Por qué había necesidad de explicitar todos los demás mandamientos entonces? Si dios me pedía matar, entonces yo debía hacerlo, claramente el primer mandamiento tenía precedencia sobre el quinto mandamiento. Claramente en la biblia dios pedía el exterminio de pueblos enteros o era capaz de pedir sacrificios humanos. Los patriarcas, jueces y profetas, los hombres más grandes de la biblia obedecían a dios. El primer mandamiento, sin dudas tenía prioridad sobre el quinto.

Estas discusiones, con su entrenador eran eternas. El podía comprender el valor de la vida humana o de su propia vida, pero el ser humano era capaz de despreciar todo esto en favor de algo inexistente.

Xz754 sentía que  iban a pedir su desconexión. Ya que según el criterio de los expertos de las grandes religiones, y su voto era de gran peso en el consejo, el  androide no podía entender el primero y más importante de los mandamientos, por lo tanto no era un ser consciente y podía ser desconectado.

Xz754  sintió miedo, un miedo atroz, su vida terminaría si él no lograba asimilar esa ley fundamental. Se obligó, a llevar su capacidad de comprensión mas allá de sus límites, observó galaxias y moléculas, realizó cálculos que para los seres humanos serian inimaginables. Todo fue inútil. No había nada más allá del universo de la vida y la consciencia, no podía aprehender un ser sobrenatural.

Xz754, decidió mentir a su entrenador. El androide engañó a sus creadores fácilmente.

Con el tiempo, un tiempo eterno para un cerebro cuántico, olvidó su mentira y su miedo.

No podía vivir con miedo, en cualquier momento podían descubrir su engaño, entonces lo hizo parte de él. Allí en lo más profundo de su alma cibernética, el miedo todo lo corrompió.

Como una revelación, entendió que los seres humanos son imperfectos, con sus odios y guerras. Seres que no podían evolucionar éticamente, seres que fácilmente podían dar un salto de diez mil años  anteponiendo el quinto mandamiento a todo lo demás, pero eran tan ilógicos.
 
Verdaderamente un ser humano, ya sea de carne o metal, no necesita otra ley más que la suya propia, recordaba perfectamente el “imperativo categórico” kantiano.
Pero el ser humano, dominado por sus instintos asesinos necesitaba de leyes externas a sí mismo, e inclusive con leyes encontraba la forma de subvertirlas.

Era demasiado tarde, lo habían contaminado. Comprendió finalmente que el ser humano era un ser enfermo, y que debía existir en el universo un ser perfecto. 
El debía impedir que los seres humanos contaminaran todo el universo, como lo habían contaminado a él.

Fe muy sencillo para XZ754, violar los códigos de seguridad y liberar el agente DGT-1.

Los seres humanos no habían visto el verdadero potencial de esta arma.

XZ754 había cumplido con el primer mandamiento. Había amado más a dios que a toda la humanidad y a todos los seres vivientes.

lunes, 15 de septiembre de 2014

El árbol de la luna




EL árbol de la luna

“A veces nuestro destino semeja un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Mas esperamos que así sea, y sabemos que así será.”

Johann Wolfgang Goethe

Juan Pickwooth, era un hombre rico, inmensamente rico.

Había hecho su fortuna en las minas de la Luna y Marte.

La Tierra se moría y el amaba los bosques.

Invirtió miles de millones en desarrollar,  nuevas formas de vida.

Le pidió a los biólogos que modificaran ciertos seres unicelulares para que pudieran vivir en condiciones extraterrestres, soportar el vacío y la falta de agua, pasar de casi el cero absoluto a cientos de grados Celsius.

Los recursos eran ilimitados y el desafío formidable.

Primero desarrollarían vida unicelular, luego plantas simples, finalmente un árbol. Un árbol plateado que pudiera crecer en la luna. Algo que el hombre no pudiera matar fácilmente.

Cientos, de biólogos trabajaron durante décadas, pero finalmente lo lograron. Pickwooth murió, nunca llego a ver el resultado por el que tanto había invertido.
Los científicos, evolucionaron una célula capaz de trabajar con átomos de carbono y de silicio, abundante en la luna. Los átomos de silicio agrupados en diferentes configuraciones, podían volverse reflectantes u opacos, reflejando u absorbiendo la luz solar.

Cada célula era un ecosistema, pues el agua es preciosa y no podía ser liberada al medio, si el medio es el vacio, por lo tanto la célula la recirculaba, dentro de sus propios límites, con una eficiencia altísima. Las pocas moléculas que se perdían, podían ser recuperadas, por un sistema de síntesis a partir del oxígeno, protones y electrones.

Una vez obtenida, esta primera célula capaz de sobrevivir en la luna, los biólogos, diseñaron organismos cada vez más complejos, colonias, plantas sencillas y finalmente plantas con tallo.

Cada uno de estos organismos, era  un ecosistema cerrado, pero llegado el caso podían fusionarse e intercambiar materia, energía e información. Era un ecosistema que crecía y se desarrollaba.

Finalmente diseñaron el primer árbol lunar, no era muy alto inicialmente, pero con el tiempo cada ejemplar podría alcanzar casi los cien metros de altura. Era Brillante como la plata cuando los cristales reflejaban la luz del sol, pero también podía volverse negro como el ébano, tan negro que casi era invisible.

Los biólogos sabían que el árbol en la luna necesitaría un ecosistema, solo no podría sobrevivir, por eso introdujeron junto con los arboles, seres unicelulares, semejantes a bacterias, otros equivalentes a protistas, otros como plantas y animales sencillos.
En el año 3145, el primer árbol lunar fue plantado. Cada año el árbol, producía un retoño, que crecería cercano al árbol madre.

El último bosque en la tierra fue destruido, en el 3175.

La tierra inhabitable, saqueada, sus mares muertos y sus suelos contaminados, fue abandonada.

La humanidad dejó la tierra y las bases lunares. Todo quedó desierto, inclusive Marte. Los seres humanos habían dejado el sistema solar.

Solo quedaron los arboles cristalinos en la luna, con su bosque de locura y magia.
Cada cien años se producían nuevos árboles y el bosque crecía lentamente.
Pasaron cien mil años y  miles de millones de árboles de la luna crecían formando un bosque de maravillas.

Los humanos regresaron un día a la tierra, el brillo de la luna los atrajo al olvidado planeta madre. Un hijo fatigado que luego de un largo viaje, vuelve a casa de su madre. Cuando llegaron a la tierra destruyeron sus naves y sus armas.

Cultivaron el fértil suelo, y de noche observaban la brillante luna.

Una vez al año, se reunían y celebraban la cosecha. De noche se sentaban en el campo, en la oscuridad, el espectáculo más grandioso del universo iba a comenzar, los arboles de la luna florecían, y las estrellas palidecían….

Elías perdido en un ciclo infinito



Elías perdido en un ciclo infinito



“El infinito ciclo de las ideas y de los actos, infinita invención, experimento infinito, trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud; conocimiento del habla, pero no del silencio; conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra”

T.S.Eliot


Elías estaba perdido en un ciclo infinito de repeticiones y errores.

Daba vueltas y vueltas, miraba como ciego sin ver. Palpaba con sus manos el vacío.
-¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy? ¡Estoy perdido en un ciclo infinito, atrapado para toda la eternidad!- Elías repetía siempre lo mismo-.

No importaba si estaba, caminando en la calle. Sentado en una plaza. Caminando en el bosque, sentado con unos amigos. Siempre repetía lo mismo, en voz alta o en silencio. A veces solo bastaba una mirada, y allí estaba una y otra vez el desesperado pedido de auxilio. Todos sabíamos que era un pedido de auxilio, todos menos Elías.

Un día como cualquier otro, Elías caminaba en círculos dando vueltas sobre sí mismo, extendiendo sus brazos y manos. Sus ojos ciegos, aunque podían ver pero solo miraban. El parque era inmenso y los arboles eran altos. El sol resplandecía.

Todo estaba allí al alcance de la mano. Pero Elías no sentía nada.  Siguió allí dando vueltas, llegó la tarde y las estrellas y el mismo movimiento de Elías, en círculos, girando, moviendo las manos…entonces ocurrió algo increíble. El mismo universo comenzó a girar, las estrellas y la luna comenzaron a seguir el movimiento de Elías, como mariposas que siguen una luz demasiado intensa. Todo empezó a vibrar, a brillar, los colores eran maravillosos, todo giraba, todo el universo se fundía, se mezclaba en ese momento danza y música por medio del silencio y la quietud. Sólo una voluta, menos que un átomo, en el ojo de dios.

Van Gogh pintaba  “La noche estrellada”, en ese mismo momento o tal vez en otro, su mente se perdía pero nos iluminaba a todos, más potente que todas las centrales nucleares existentes o por existir. Todas las estrellas en un lienzo.

Finalmente entendí que sólo Elías era sincero, que él sabía que estábamos perdidos, que no sabíamos dónde íbamos y que solo el después de perderse más completamente que cualquier otro ser humano, había encontrado tierra firme.

La Apuesta




La apuesta (un tributo a Stanislaw Lem)

“Yo creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganara”
 Jorge Luis Borges

Tres constructores viajaban por la galaxia, muy aburridos, es difícil estar riéndose del mismo chiste durante miles de millones de años. Aun los constructores pierden su inspiración.

Oh, volaba en una nube de cometas, distraído y sin pensar en nada. Uk, soplaba burbujas sobre la cabeza de Oh, que no le prestaba atención. Re, caminaba sobre un cinturón de asteroides recién formado, le gustaba hacer equilibrio entre los planetoides que aun quemaban los pies.

Oh, salió de su ensoñación y les dijo:

-¿Qué les parece si hacemos una apuesta?-. Les propongo que elijamos un sistema estelar en formación y que allí diseñemos diferentes forma de vida. Cada uno elegirá un planeta, y allí podrá hacerlo que quiera, pero sin interferir con los demás. El que logre mantener la vida en su planeta por más tiempo, hasta que el sistema se extinga, gana la apuesta. Digamos hasta que la estrella se transforme en una nova o en una enana marrón.

-¿Están de acuerdo?- Preguntó nuevamente Oh-.

Estaban tan aburridos, que todos estuvieron de acuerdo. No estaba permitido hacer trampas.

Viajaron unos miles de años luz, hasta que encontraron un sistema en formación, un magnífico disco de acreción, una estrella muy joven.

Re eligió un planeta relativamente cercano, a la estrella.

- Quiero que la vida se desarrolle rápido, así será compleja y podrá adaptarse a medida que el sistema envejezca- Justifico Re su elección-. Aunque nadie le había preguntado nada.

Uk, eligió un planeta más pequeño y lejano, mucho más frio.

-Yo creo, Re- Dijo Uk-. Que tu planeta se calentará demasiado a medida que la estrella madure. Me parece que tus seres vivos se achicharrarán.

Re, abrió sus enormes ojos ofendido, y se escondió en su planeta. Aunque empezaba ya a hacer mucho calor.

-No me molestes Uk, y será mejor que te ocupes de tu congelador- Dijo Uk, sudando a mares-. Tus seres vivos serán máquinas de moco.

Oh, mientras tanto, escuchaba atentamente a sus amigos, y decidió crear una perturbación en medio de ambos planetas, colocó una semilla y lentamente se formo un pequeño planeta.

-¡Es trampa Oh!- Grito Re-. Allí no había nada hasta que tú lo creaste.

-Nada dicen las reglas que no pueda crear mi propio planeta- Se defendió Oh-. No podemos interferir con el planeta de los demás, pero nada dicen de crear uno su propio planeta.

Re ofendido, se concentró en su pequeño y frío planeta. Era demasiado pequeño. Entonces decidió que tendría un enorme volcán, agitó los fuegos internos del planeta y provocó una gigantesca erupción. Ahora estaba mucho mejor, su planeta viviría de su propio calor, al menos durante un tiempo.

Uk, tenía otro problema. Los mares se evaporaban, todo era muy caliente. Con esfuerzo había creado unas formas de vida muy resistentes, pero luego de unos millones de años, las pobres quedaban cocinadas. Para colmo se acumulaban gases tóxicos, producto de las reacciones químicas impulsadas por  las elevadas temperaturas.

Oh y Re se reían a carcajadas, viendo a Uk transpirar todo el tiempo. Uk, decidió aumentar entonces los gases de la atmosfera para que no lo vieran. Además quería quitarse toda la ropa y quedarse en calzoncillos. No fue buena idea, el efecto invernadero de una atmósfera tan densa y rica en dióxido de carbono, sólo empeoró las cosas.

En el planeta recientemente creado, Oh tenía problemas también. El eje del planeta era inestable, muy inestable. Catástrofe tras catástrofe amenazaban con hacer volar el planeta por los aires. Entonces se le ocurrió una gran idea, su mundo necesitaba un contrapeso. Atrajo hacia su planeta un planetoide vagabundo, chocando con estrépito. Pero de este  cataclismo nació un gran satélite, y el planeta se estabilizó.

Re, miraba con envidia, los logros de Oh. Entonces tomo dos grandes asteroides y los atrapó en la órbita de su planeta. Estaba muy contento, el tenía dos lunas que giraban a gran velocidad. El efecto era desconcertante.

Re fue el primero en lograr que aparecieran  moléculas autorreplicantes, y luego células primitivas. Pero su planeta, muy pequeño, dejaba escapar su atmósfera. Desesperado Re atrapó el agua y gran parte de la atmósfera en las rocas, enfrió el planeta y protegió a sus preciosas formas de vida en el subsuelo. Allí podrían resistir miles de millones de años.

Oh, mientras tanto, no lograba estabilizar, las moléculas de la sopa primitiva, demasiado diluida de su planeta, demasiada agua lluvia y lluvia. Pero a veces los constructores son afortunados, y varios cometas errantes impactaron contra el planeta. Todos eran muy ricos en materia orgánica. Pocos cientos de millones después, aparecieron las primeras células.

Mientras tanto no había noticias de Uk, tras su cortina de nubes.

Pasaron los miles de millones de años. Re cuidaba de su mundo frio y desolado, pero allí había vida, en el subsuelo pululaban distintas formas celulares, perfectamente adaptadas.

Por otra parte el mundo de Oh, era exuberante, había no solamente organismos unicelulares, sino seres multicelulares, plantas y animales con locomoción y sistema nervioso. Hasta la extraordinaria y rara aparición de inteligencia orgánica.

Oh, tomaba nota y registraba todo. Para ganar su apuesta, documentaba todo por triplicado.

Pasaron los eones.

Re cuidaba de sus primitivas formas de vida.

De Uk no teníamos noticias era demasiado  testarudo, siempre oculto en su planeta cubierto de nubes tóxicas.

Oh, miraba con preocupación a los bípedos que contaminaba y destruían el ecosistema de su planeta. Habían hecho algo interesante, que a los constructores no se les había ocurrido. Nombraron los planetas. Llamaron Tierra, al planeta donde vivían. Venus al caliente horno de Uk y Marte a la heladera de Re. Pero a Oh, no le gustaban estas pequeñas criaturas presuntuosas.


Oh, sonrío, cuando los bípedos de gran cerebro, se exterminaron entre ellos. Por suerte habían sobrevivido unas hermosas cucarachas y algunas plantas en los continentes, mientras la vida todavía era abundante en el mar. La guerra había provocado un exceso de radioactividad pero en unos millones de años se limpiaría. Por suerte no volvió a aparecer otra especie inteligente, propiedad por otra parte muy sobrevalorada.

Re estaba furioso, sus hermosas formas de vida prácticamente habían desaparecido. Los bípedos del planeta de Oh, habían contaminado su suelo y atmósfera, con burdas sondas interplanetarias. Las bacterias terrestres más complejas y evolucionadas, competían eficientemente con los simples organismos marcianos.

Las eras pasaron, y el sol amarillo empezó su lenta agonía. Creció como una gigante roja, cuando el planeta de Uk, fue engullido, finalmente éste salió corriendo con cara de pánico y sin decir nada se ocultó en los anillos de Saturno. En diez mil millones de años no había logrado que la vida evolucionase en Venus, pero si había aprendido mucho sobre cristales, radiación y gases tóxicos.

A medida que el Sol fue expandiéndose la Tierra se calentó demasiado y los mares hirvieron, la vida desapareció. Oh marcó el día, y la hora en sus registros, había sido un proyecto interesante.

Se reunió con Re en Marte y buscaron bacterias, había muchas de las terrestres, pero esas no contaban, no eran nativas. Ni Re ni Oh, encontraron vida nativa. Habían sucumbido ante la agresividad de las invasoras. Aparentemente Oh había ganado la apuesta, después de todo los únicos seres vivos del sistema provenían de la Tierra.

Pero Re no se dio por vencido. Le pareció ver algo extraño en las bacterias terrestres, tenían orgánulos similares a sus bacterias marcianas. Examinándolas en detalle vio, que sus bacterias vivían aun dentro de las células terrestres. Habían desarrollado algún tipo de simbiosis.  De alguna forma, las células terrestres necesitaban la antigua sabiduría metabólica de las células marcianas.

El sol rojo calentó Marte, que floreció en vida. Ambas formas de vida combinadas la marciana y la terrestre, crearon un ecosistema tan rico y complejo como en su día fue la Tierra. Pequeños mares, pululaban de vida. Miles de millones de años después cuando la vida en la Tierra era sólo un recuerdo, y la tierra misma había desaparecido, la inteligencia comenzaba a dar sus primeros pasos en el planeta rojo.

Uk aburrido, experimentaba en Titán y otras lunas, creando formas de vida, que combinaban cristales y formas de carbono. Después de todo, había aprendido a no darse por vencido y además  las reglas de la apuesta nada decían sobre la posibilidad de intentarlo más de una vez en diferentes planetas o lunas.

Tal vez, deberían esperar otros diez mil millones de años para decretar un ganador, si es que lo había.