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lunes, 15 de septiembre de 2014

El árbol de la luna




EL árbol de la luna

“A veces nuestro destino semeja un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Mas esperamos que así sea, y sabemos que así será.”

Johann Wolfgang Goethe

Juan Pickwooth, era un hombre rico, inmensamente rico.

Había hecho su fortuna en las minas de la Luna y Marte.

La Tierra se moría y el amaba los bosques.

Invirtió miles de millones en desarrollar,  nuevas formas de vida.

Le pidió a los biólogos que modificaran ciertos seres unicelulares para que pudieran vivir en condiciones extraterrestres, soportar el vacío y la falta de agua, pasar de casi el cero absoluto a cientos de grados Celsius.

Los recursos eran ilimitados y el desafío formidable.

Primero desarrollarían vida unicelular, luego plantas simples, finalmente un árbol. Un árbol plateado que pudiera crecer en la luna. Algo que el hombre no pudiera matar fácilmente.

Cientos, de biólogos trabajaron durante décadas, pero finalmente lo lograron. Pickwooth murió, nunca llego a ver el resultado por el que tanto había invertido.
Los científicos, evolucionaron una célula capaz de trabajar con átomos de carbono y de silicio, abundante en la luna. Los átomos de silicio agrupados en diferentes configuraciones, podían volverse reflectantes u opacos, reflejando u absorbiendo la luz solar.

Cada célula era un ecosistema, pues el agua es preciosa y no podía ser liberada al medio, si el medio es el vacio, por lo tanto la célula la recirculaba, dentro de sus propios límites, con una eficiencia altísima. Las pocas moléculas que se perdían, podían ser recuperadas, por un sistema de síntesis a partir del oxígeno, protones y electrones.

Una vez obtenida, esta primera célula capaz de sobrevivir en la luna, los biólogos, diseñaron organismos cada vez más complejos, colonias, plantas sencillas y finalmente plantas con tallo.

Cada uno de estos organismos, era  un ecosistema cerrado, pero llegado el caso podían fusionarse e intercambiar materia, energía e información. Era un ecosistema que crecía y se desarrollaba.

Finalmente diseñaron el primer árbol lunar, no era muy alto inicialmente, pero con el tiempo cada ejemplar podría alcanzar casi los cien metros de altura. Era Brillante como la plata cuando los cristales reflejaban la luz del sol, pero también podía volverse negro como el ébano, tan negro que casi era invisible.

Los biólogos sabían que el árbol en la luna necesitaría un ecosistema, solo no podría sobrevivir, por eso introdujeron junto con los arboles, seres unicelulares, semejantes a bacterias, otros equivalentes a protistas, otros como plantas y animales sencillos.
En el año 3145, el primer árbol lunar fue plantado. Cada año el árbol, producía un retoño, que crecería cercano al árbol madre.

El último bosque en la tierra fue destruido, en el 3175.

La tierra inhabitable, saqueada, sus mares muertos y sus suelos contaminados, fue abandonada.

La humanidad dejó la tierra y las bases lunares. Todo quedó desierto, inclusive Marte. Los seres humanos habían dejado el sistema solar.

Solo quedaron los arboles cristalinos en la luna, con su bosque de locura y magia.
Cada cien años se producían nuevos árboles y el bosque crecía lentamente.
Pasaron cien mil años y  miles de millones de árboles de la luna crecían formando un bosque de maravillas.

Los humanos regresaron un día a la tierra, el brillo de la luna los atrajo al olvidado planeta madre. Un hijo fatigado que luego de un largo viaje, vuelve a casa de su madre. Cuando llegaron a la tierra destruyeron sus naves y sus armas.

Cultivaron el fértil suelo, y de noche observaban la brillante luna.

Una vez al año, se reunían y celebraban la cosecha. De noche se sentaban en el campo, en la oscuridad, el espectáculo más grandioso del universo iba a comenzar, los arboles de la luna florecían, y las estrellas palidecían….

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