Zugzwang
“Yo
creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el
destino”
Pablo
Neruda
“Dios
conoce el destino de los hombres y de los ángeles, o al menos eso dicen. Tengo
mis dudas, tal vez Dios, sólo observa a través de otros ojos”
Magnus
Bolfort
Les contaré mi historia, una vez fui un ángel luminoso como
otros, amé pero fui rechazado. Mi amor era estéril y en mi desesperación, hice
lo que estaba prohibido terminé con mi existencia y me negué a vivir. Así fui
el primero en conocer la sempiterna
oscuridad, el frío y la nada.
Dios no conoce el tiempo, sólo vive en la eternidad, por eso
es tan afín a los castigos eternos. Volví al plano de la vida, por su poderosa
voluntad, pero sólo para llevar la muerte a los hombres. Allí estoy con cada
ser humano en el momento de más absoluta soledad, condenado a presenciar cada muerte
hasta el fin de los tiempos.
El hombre y sus juegos siempre me han fascinado,
especialmente el ajedrez, tan parecido a la vida.
Disfruto especialmente llevar a mis adversarios a una posición
de zugwang, donde la obligación de mover es imperativa, donde la misma mano de mi
oponente lleva a la muerte a su rey. Es un suicidio obligado, una parábola de
la vida, de su sentido intrínseco. Tal vez sólo hago esto para no sentirme
responsable, después de todo soy un mero
mensajero.
Allí está el gran Capablanca, el mejor jugador de ajedrez de
todos los tiempos. Hace poco sufrió un ataque y su momento está próximo. Ansío
tanto esta partida, jugar contra el mejor, nunca he perdido y es la primera vez
que siento esta emoción.
Finalmente llega el gran día, Capablanca está tranquilo y
acepta jugar, veo el juego a través de sus ojos, con esa mente portentosa.
Juega al ataque como siempre, irrefrenable, veloz, sin errores.
¡Qué emoción, estoy atrapado! Finalmente estoy en zugzwang,
y dejo caer mi rey. El gran Capablanca, se levanta, me saluda y se aleja
caminando, en la niebla, al olvido.
Siempre me ha fascinado los últimos momentos de esa creación
portentosa, el cerebro. Las neuronas, luchando contra la falta de oxígeno, esos
últimos minutos sublimes.
Capablanca ha alucinado en su delirio postrero,
ha soñado que me vencía. Pero en verdad, lo he derrotado fácilmente. No es su
culpa, el accidente cerebro vascular, la angustia de la muerte próxima, siempre
tengo ventajas. Pero mientras se alejaba me ha dicho algo:
- He jugado lo mejor que he podido y he perdido, he llegado a
mi final, pero siento lástima por usted. Cada muerte de los hombres, le lleva
de aquí para allá, usted es un velero sin timón, no decide, no tiene voluntad
propia ni destino. Es el hombre quien tiene mandato sobre usted muerte. Cada
vez que un hombre muere, dice: ¡Jaque! Y usted, está obligada a mover, en un
eterno zugzwang.
Interesante relato, y mejor película, no se ve mucha literatura ajedrecística, yo también escribí un relato sobre el ajedrez, si te apeteciese leerlo puedes pasarte por el blog, se llamaba, en un alarde de originalidad, El jugador de ajedrez,
ResponderEliminarSaludos.
Muchas graciaspor tu comentario, voy a leer tu relato y si te interesa el tema del ajedrez también tengo una leyenda sobre su origen. Puedes leerlo aquí: http://losdiasdelcondor.blogspot.com.ar/2014/10/la-batalla-infinita.html
EliminarSaludos y muchas gracias por comentar.
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