Juan emperador del universo
“Cuando Adán y
Eva abandonaron el paraíso, lo hicieron acompañados por un perro”
Magnus Bolfort
Juan tenía cinco años, era un niño muy pequeño, su madre lo había
tenido cuando apenas había cumplido quince
años. Algo cada vez más común en el pueblo.
Lo criaba su abuela, ya que su madre se había mudado a la
ciudad a trabajar como sirvienta cama adentro. La abuela apenas si se ocupaba
del chico, era una mujer alcohólica que vivía de lo que le daban los vecinos y
de lo que pedía en la calle.
Juan pasaba sus días con un perro, su compañero, su amigo.
El perro no tenía nombre, y estaba tan flaco y enfermo como Juan.
Juan no atesoraba juguetes, andaba descalzo y vagaba todo el
día por las calles del pueblo o por el campo. Jugaba con hormigas, bichos
bolita y mariposas, siempre seguido por su perro. Se había acostumbrado a comer
tan poco que el hambre permanente ya casi no lo molestaba.
Cuando se hacía tarde regresaba al pobre rancho donde vivía con
su abuela, que generalmente dormía la borrachera, se tiraba en un rincón y se
quedaba dormido abrazado a su perro.
La oscuridad era total, en el rancho no había luz, y estaba
alejado de otras casas del pueblo. Nadie escuchó ni vio descender la nave con
los dos emisarios imperiales.
Lentamente, sin hacer ruido, se acercaron a Juan y solo observaron como el
niño dormía. En un antiguo dialecto imperial, solo reservado a la tercera
casta, hablaron con una extraña voz metálica, casi inaudible.
-El emperador del universo, sin ninguna duda- Dijo el
extraño ser de túnica azul metalizada.
- Así es, tan pequeño y débil- Dijo el segundo emisario,
vestido con una túnica plateada.
El perro, acurrucado al lado del niño, abrió los ojos lentamente y observó a los
extraños seres.
- El cuadrúpedo puede vernos, a pesar del camuflaje, notable.
Tal vez sea un guardián, todo emperador tiene uno, según las antiguas profecías-
Afirmó, con un gesto uno de los seres.
- No soy sólo un guardián soy su compañero y amigo- dijo el
perro-. El único que posee.
- Puede vernos y también entendernos,
eso confirma que al igual que nosotros pertenece a la tercera casta- Observó, uno
de los emisarios moviendo lo que parecía una cabeza.
- Si puedo entenderlos, es muy extraño, ya que no entiendo
mucho cuando los humanos hablan- Dijo el perro-. Al único que entiendo más allá
de las palabras es al niño. Lo increíble, es que hormigas, y mariposas, ratones
y otros animales también parecen entenderlo. Hasta las plantas, sienten su
presencia. Los únicos que no lo entienden son los otros humanos.
- Es normal, es el emperador del universo, el puede
comunicarse con todos los seres del universo si así lo desea- Dijo el emisario,
mientras su túnica plateada parecía volverse traslúcida.
- ¿Emperador del universo?- Preguntó el perro-. Pero si es
un pobre niño enfermo y casi muerto de hambre, no creo que sobreviva el próximo
invierno.
- Sin embargo es así- Afirmó con una voz dura, el ser de
túnica azulada, mientras esta viraba al rojo en sus bordes-. El es el emperador
único de todo lo que existe. Si quisiera, alimento solo tendría que pedirlo.
Todo lo que el desee puede solicitarlo y le sería concedido.
- ¿Pero él sabe que esto es así? ¿Sabe que es el emperador
del universo?- preguntó el perro, levantando su cabeza.
- Si quisiera saberlo lo sabría- Dijo uno de los emisarios,
con una voz desesperanzada, resignada.
- ¡Entonces no lo sabe!- Exclamó el perro.
-No sabemos- Fue la lacónica respuesta de los emisarios-. Tal vez el entiende y comprende más que todos nosotros.
- Entonces tu imperio no existe- Afirmó el perro-. Es una
ilusión y ustedes son fantasmas sin poder, sombras que se arrastran o simplemente están locos.
- El imperio es sutil, muy pocos conocemos su existencia- Dijo
uno de los seres, con resignación y casi con tristeza -. Por eso es tan antiguo
que nadie recuerda cuándo ni cómo comenzó. Si todos supieran que existe, habría
luchas internas por el poder, tendríamos enemigos mortales, guerras y
conflictos sin fin ni solución. No importaría cuán poderosos fuéramos, toda
coraza puede ser penetrada, toda espada puede ser quebrada. Pero si el imperio
es sutil, como el aire, ninguna espada puede cortarlo, ninguna muralla puede
detenerlo. El emperador es la encarnación del imperio, y no pretendemos entender su comportamiento.
- Pero tu emperador morirá, el niño morirá- Dijo el perro,
casi con desesperación.
- Si, es inevitable, entonces buscaremos a su sucesor. Así
ha sido y así será- Afirmó el emisario.
- Entonces su emperador, morirá de hambre comido por los
parásitos ¡Qué gran imperio tienen ustedes!- Exclamó el perro.
-Pues es el que tenemos, pero habrá consecuencias, tal vez- Dijo
el emisario, cuya túnica había cambiado casi completamente al color rojo-. En
este momento una nave Podadora, orbita el planeta. Es una nave consciente, juez
y jurado, es antigua tal vez más antigua que el propio universo, lo que ustedes
llamarían una espada de Damocles pende sobre el planeta en este mismo momento.
Que una especie tenga un emperador es un gran honor, pero también un gran
peligro. El emperador y su raza serán juzgados.
El imperio es sutil
pero poderoso más allá de tu imaginación, guardián- Dijo el emisario de túnica
plateada-. Este planeta puede ser destruido. La nave Podadora, no da
explicaciones, emperadores notables han provocado el exterminio de su tipo, y
nadie recuerda que esa especie haya existido alguna vez. Otros emperadores que
han sido seres pusilánimes, han sido ignorados y su especie se multiplica por
el universo. Nadie entiende a las podadoras, pero sabemos que juzgan al
emperador y también a los otros seres que se relacionan con él. Tal vez si el
niño muere de hambre, la Podadora, extermine a su especie. Pero no podemos saberlo.
-Tu eres su guardián, lo acompañaras hasta el final- Dijo el
otro emisario.
-Así lo haré- dijo el perro.
Los emisarios se retiraron. Desaparecieron como si nunca
hubieran estado allí.
El niño murió a los pocos meses tal como lo dijo el perro.
Los registros imperiales, atestiguan que Juan, murió de
hambre. Que en su corto reinado, construyó una red para mariposas con una bolsa
plástica y que jugó con hormigas. Que cortó pequeñas flores silvestres, para su
abuela. Que un hombre lo golpeó con fiereza, a él y a su guardián que trató de
defenderlo. Que su madre lo visitó una vez, y que ese día fue muy feliz. Que un
día se sintió muy débil para levantarse, que nadie se preocupó por él. Que murió
en la casilla de cartón y chapa, acompañado por su guardián.
Que su abuela, lo encontró dos días después y que lo enterró en el campo debajo
de un árbol. Que el guardián cuidó su tumba todos los días durante tres años,
antes de morir él mismo.
Juan ha sido el único Homo
sapiens emperador del universo.
La nave Podadora, abandonó la órbita del planeta, llamado
Tierra.
Nadie sabe por qué pero el planeta sigue allí.
Digo, nuevamente, que escribe muy bien, Lionel. A pesar de ser un relato corto donde una gran historia está como condensada, con pocas palabras se dejan varios grandes mensajes. ¿Escribió también algo más extenso tipo novela o novela corta? Muchos de estos cuentos podrían funcionar como argumentos de historias más largas.
ResponderEliminarSaludos.
Estimado, muchas gracias por su comentario, muy amable de su parte. He tratado de escribir alguna novela pero es difícil, escribir una novela es una gran empresa y yo sólo estoy empezando. Veremos que depara el futuro, tal vez pueda concretar algun tipo de relato corto y relacionarlos entre sí. Quzás, pueda expandir o profundizar o reformular algunas de las ideas que están dando vuelta en estos microrrelatos, que en el fondo son siempre las mismas. Saludos.
EliminarA mí me ha gustado, ya me gustaría escribir como tu ;) te sigo! muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarMuchas gracias, Hey Noque, me alegro que te haya gustado. Gracias por seguirme y por comentar, de verdad. Saludos!
EliminarEs un relato muy original, que plantean unas cuestiones muy, pero que muy interesantes... Me quedo con la Fidelidad Incondicional del Guardián... Aunque el final haya sido bastante, bastante tristón!
ResponderEliminarBesis ;)
Muchas gracias por comentar Campanilla Feroz. Creo que por como está planteado el tema (una especie de espejo deformado de la realidad), no había otro final posible. Creo que se calculan en 10.000 los niños muertos de hambre por día.
ResponderEliminarCuidate mucho Campanilla y gracias nuevamente.