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lunes, 3 de noviembre de 2014

Juan emperador del universo




Juan emperador del universo

“Cuando Adán y Eva abandonaron el paraíso, lo hicieron acompañados por un perro”

Magnus Bolfort

Juan tenía cinco años, era un niño muy pequeño, su madre lo había tenido cuando  apenas había cumplido quince años. Algo cada vez más común en el pueblo.

Lo criaba su abuela, ya que su madre se había mudado a la ciudad a trabajar como sirvienta cama adentro. La abuela apenas si se ocupaba del chico, era una mujer alcohólica que vivía de lo que le daban los vecinos y de lo que pedía en la calle.

Juan pasaba sus días con un perro, su compañero, su amigo. El perro no tenía nombre, y estaba tan flaco y enfermo como Juan.

Juan no atesoraba juguetes, andaba descalzo y vagaba todo el día por las calles del pueblo o por el campo. Jugaba con hormigas, bichos bolita y mariposas, siempre seguido por su perro. Se había acostumbrado a comer tan poco que el hambre permanente ya casi no lo molestaba.

Cuando se hacía tarde regresaba al pobre rancho donde vivía con su abuela, que generalmente dormía la borrachera, se tiraba en un rincón y se quedaba dormido abrazado a su perro.

La oscuridad era total, en el rancho no había luz, y estaba alejado de otras casas del pueblo. Nadie escuchó ni vio descender la nave con los dos emisarios imperiales.

Lentamente, sin hacer ruido,  se acercaron a Juan y solo observaron como el niño dormía. En un antiguo dialecto imperial, solo reservado a la tercera casta, hablaron con una extraña voz metálica, casi inaudible.

-El emperador del universo, sin ninguna duda- Dijo el extraño ser de túnica azul metalizada.

- Así es,  tan pequeño y débil- Dijo el segundo emisario, vestido con una túnica plateada.

El perro, acurrucado al lado del niño,  abrió los ojos lentamente y observó a los extraños seres.

- El cuadrúpedo puede vernos, a pesar del camuflaje, notable. Tal vez sea un guardián, todo emperador tiene uno, según las antiguas profecías- Afirmó, con un gesto uno de los seres.

- No soy sólo un guardián soy su compañero y amigo- dijo el perro-. El único que posee.

- Puede vernos y también entendernos, eso confirma que al igual que nosotros pertenece a la tercera casta- Observó, uno de los emisarios moviendo lo que parecía una cabeza.

- Si puedo entenderlos, es muy extraño, ya que no entiendo mucho cuando los humanos hablan- Dijo el perro-. Al único que entiendo más allá de las palabras es al niño. Lo increíble, es que hormigas, y mariposas, ratones y otros animales también parecen entenderlo. Hasta las plantas, sienten su presencia. Los únicos que no lo entienden son los otros humanos.

- Es normal, es el emperador del universo, el puede comunicarse con todos los seres del universo si así lo desea- Dijo el emisario, mientras su túnica plateada parecía volverse traslúcida.

- ¿Emperador del universo?- Preguntó el perro-. Pero si es un pobre niño enfermo y casi muerto de hambre, no creo que sobreviva el próximo invierno.

- Sin embargo es así- Afirmó con una voz dura, el ser de túnica azulada, mientras esta viraba al rojo en sus bordes-. El es el emperador único de todo lo que existe. Si quisiera, alimento solo tendría que pedirlo. Todo lo que el desee puede solicitarlo y le sería concedido.

- ¿Pero él sabe que esto es así? ¿Sabe que es el emperador del universo?- preguntó el perro, levantando su cabeza.

- Si quisiera saberlo lo  sabría- Dijo uno de los emisarios, con una voz desesperanzada, resignada.

- ¡Entonces no lo sabe!- Exclamó el perro.

-No sabemos- Fue la lacónica respuesta de los emisarios-. Tal vez el entiende y comprende más que todos nosotros.

- Entonces tu imperio no existe- Afirmó el perro-. Es una ilusión y ustedes son fantasmas sin poder, sombras que se arrastran o simplemente están locos.

- El imperio es sutil, muy pocos conocemos su existencia- Dijo uno de los seres, con resignación y casi con tristeza -. Por eso es tan antiguo que nadie recuerda cuándo ni cómo comenzó. Si todos supieran que existe, habría luchas internas por el poder, tendríamos enemigos mortales, guerras y conflictos sin fin ni solución. No importaría cuán poderosos fuéramos, toda coraza puede ser penetrada, toda espada puede ser quebrada. Pero si el imperio es sutil, como el aire, ninguna espada puede cortarlo, ninguna muralla puede detenerlo. El emperador es la encarnación del imperio, y no pretendemos entender su comportamiento.

- Pero tu emperador morirá, el niño morirá- Dijo el perro, casi con desesperación.

- Si, es inevitable, entonces buscaremos a su sucesor. Así ha sido y así será- Afirmó el emisario.

- Entonces su emperador, morirá de hambre comido por los parásitos ¡Qué gran imperio tienen ustedes!- Exclamó el perro.

-Pues es el que tenemos, pero habrá consecuencias, tal vez- Dijo el emisario, cuya túnica había cambiado casi completamente al color rojo-. En este momento una nave Podadora, orbita el planeta. Es una nave consciente, juez y jurado, es antigua tal vez más antigua que el propio universo, lo que ustedes llamarían una espada de Damocles pende sobre el planeta en este mismo momento. Que una especie tenga un emperador es un gran honor, pero también un gran peligro. El emperador y su raza serán juzgados.

 El imperio es sutil pero poderoso más allá de tu imaginación, guardián- Dijo el emisario de túnica plateada-. Este planeta puede ser destruido. La nave Podadora, no da explicaciones, emperadores notables han provocado el exterminio de su tipo, y nadie recuerda que esa especie haya existido alguna vez. Otros emperadores que han sido seres pusilánimes, han sido ignorados y su especie se multiplica por el universo. Nadie entiende a las podadoras, pero sabemos que juzgan al emperador y también a los otros seres que se relacionan con él. Tal vez si el niño muere de hambre, la Podadora, extermine a su especie. Pero no podemos saberlo.

-Tu eres su guardián, lo acompañaras hasta el final- Dijo el otro emisario.

-Así lo haré- dijo el perro.

Los emisarios se retiraron. Desaparecieron como si nunca hubieran estado allí.

El niño murió a los pocos meses tal como lo dijo el perro.

Los registros imperiales, atestiguan que Juan, murió de hambre. Que en su corto reinado, construyó una red para mariposas con una bolsa plástica y que jugó con hormigas. Que cortó pequeñas flores silvestres, para su abuela. Que un hombre lo golpeó con fiereza, a él y a su guardián que trató de defenderlo. Que su madre lo visitó una vez, y que ese día fue muy feliz. Que un día se sintió muy débil para levantarse, que nadie se preocupó por él. Que murió en la casilla de cartón y chapa,  acompañado por su guardián. Que su abuela, lo encontró dos días después y que lo enterró en el campo debajo de un árbol. Que el guardián cuidó su tumba todos los días durante tres años, antes de morir él mismo.

Juan ha sido el único Homo sapiens  emperador del universo.

La nave Podadora, abandonó la órbita del planeta, llamado Tierra.

Nadie sabe por qué pero el planeta sigue allí.

6 comentarios:

  1. Digo, nuevamente, que escribe muy bien, Lionel. A pesar de ser un relato corto donde una gran historia está como condensada, con pocas palabras se dejan varios grandes mensajes. ¿Escribió también algo más extenso tipo novela o novela corta? Muchos de estos cuentos podrían funcionar como argumentos de historias más largas.
    Saludos.

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    1. Estimado, muchas gracias por su comentario, muy amable de su parte. He tratado de escribir alguna novela pero es difícil, escribir una novela es una gran empresa y yo sólo estoy empezando. Veremos que depara el futuro, tal vez pueda concretar algun tipo de relato corto y relacionarlos entre sí. Quzás, pueda expandir o profundizar o reformular algunas de las ideas que están dando vuelta en estos microrrelatos, que en el fondo son siempre las mismas. Saludos.

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  2. A mí me ha gustado, ya me gustaría escribir como tu ;) te sigo! muchas gracias por compartir.

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    1. Muchas gracias, Hey Noque, me alegro que te haya gustado. Gracias por seguirme y por comentar, de verdad. Saludos!

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  3. Es un relato muy original, que plantean unas cuestiones muy, pero que muy interesantes... Me quedo con la Fidelidad Incondicional del Guardián... Aunque el final haya sido bastante, bastante tristón!
    Besis ;)

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  4. Muchas gracias por comentar Campanilla Feroz. Creo que por como está planteado el tema (una especie de espejo deformado de la realidad), no había otro final posible. Creo que se calculan en 10.000 los niños muertos de hambre por día.

    Cuidate mucho Campanilla y gracias nuevamente.

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